Buenas, camaradas. Mi nombre es Casz (@mxn_boots_boy). Estaré en comunicación con ustedes a través de este blog para hablar sobre las cosas que nos gustan: mezclilla, artículos de cuero y Rock & Rol.

Como quizá a muchos de ustedes les pasó, mi pasión por la ropa inició en los años de preparatoria cuando estaba en busca de una identidad con la que sigo experimentando. En realidad, antes de la ropa vino la música. Mis primeras referencias de estilo fueron el rap, reggae, ska, punk, metal, emo y reggaetón.
Como dictan las reglas del buen vestir, usé respectivamente baggy jeans, playeras con la bandera Rastafari, un porkpie hat, estoperoles, playeras negras con logos de bandas, fleco a media cara y una gorra Baby Phat de a doble cerebro con una playera Ed Hardy. Me clavé mucho en la música que acompañaba cada una de estas escenas. Solo así tomaba sentido lo que estaba portando, pues ello denotaba lo que escuchaba, al mismo tiempo, lo que pensaba.

Luego de este periodo de experimentación tan turbulento encontré refugio en el Rock & Roll. No el de The Doors, el de Eddie Cochran. Ahí me sentía cómodo. Mis familiares lo bailaban en las fiestas. Podía encontrar ropa del estilo en cualquier lado, ya que al final, solo se necesitaba un par de jeans, una playera blanca, tenis y chamarra de piel. Fácil, ¿no?

Fue en esos días cuando por primera vez me aventuré a un tianguis con el único objetivo de conseguir ropa. Compré mis primeros zapatos “rockabilly”, unos saddle shoes de la marca Parker, los mismos que la generación de mi abuela usaba para ir a la escuela.

Me enamoré del acceso que me dio el tianguis a prendas únicas. Además, muchas veces eran baratas, porque poca gente quería usar ropa que no estaba de moda, que era vieja y de segunda mano.
Poco a poco, entre amigos y conocidos, fui aprendiendo que existía un mercado para coleccionistas de esas piezas. Encontré un nicho que me gustaba. ¡Algunas piezas que podías conseguir en los mercados $20 MXN ($1 USD), valían en esos círculos $200 MXN ($10 USD) o hasta $2,000 MXN ($100 USD)!

Esto se sumó a mi naturaleza de coleccionista. Había pasado por juntar tazos, llenar álbumes de estampas, coleccionar cartas de Yu-Gi-Oh! y capturar a todos los pokémon de todas las versiones de la saga principal del videojuego. Coleccionar ropa se sentía como la traducción de esto que ya hacía, pero en su versión socialmente aceptable. Por alguna extraña razón, un adulto que colecciona playeras de fútbol es alguien normal, pero tener muchas monas chinas es de gente rara.

En esa búsqueda de piezas icónicas, fui descubriendo por qué antes las cosas duraban más. Me puse a leer sobre la mezclilla que se usaba en los tiempos de Elvis, sobre la construcción de las botas que duraban una vida entera, entre otros temas que trataré en posts futuros.
Descubrí a la vez, la obsolescencia programada y me dolió. Fue un fuerte golpe al ego darme cuenta de que las Dr. Martens que con tanto orgullo usé estaban hechas en China, porque así se reducen costos de producción y suben los márgenes de ganancia de las empresas. Entonces la rima de Calle 13 ya no me sonaba tan convincente: “Adidas no me usa, yo estoy usando Adidas”.
Lo que he escrito hasta ahora más una serie adicional de razones, me motiva a escribir este blog. No pretendo ser autoridad de ningún tipo, solo quiero registrar las cosas que he aprendido, compartirlas y alimentar mi curiosidad platicando con gente que también se apasiona por estos temas. Para ser honestos, mi único propósito es encontrar algún día una Levi´s Type I en la cháchara de los tianguis de Ciudad de México.

Nos leemos luego.
- Casz (@mxn_boots_boy)