
Brillar allá a donde vamos gracias a nuestra presencia y estilo es siempre una posibilidad; brillar más allá del sentido metafórico es una elección que te invitamos a probar, haciendo uso adecuado de la joyería para caballero.
Dar toques de versatilidad a un look no depende de cambiar constantemente de prendas o de tener cientos de ellas, más bien depende de hacer combinaciones creativas, acertadas o de agregar alguna pieza de joyería en el lugar, cantidad y momento adecuados, esto último muy importante, no se trata de una competencia a muerte contra algún astro de luz propia.
Tradicionalmente, la norma es que en el caballero está aceptado el uso de cuatro piezas de joyería: el anillo de bodas, el anillo de sello, el reloj y las mancuernillas.
Anillos
Sobre el anillo de bodas no hay mucho que decir, por lo regular se trata de una pieza bastante sobria y de tipo simbólico que, por lo regular no lleva a ningún atuendo a la exageración y no rivaliza con otros accesorios.
Sobre el anillo de sello hay que comentar que de este existen diversos diseños y que la recomendación siempre será optar por aquel que solo muestre el escudo de la familia sin agregar ninguna piedra, ya sea preciosa o semipreciosa, esto para no recargar la pieza; una vez establecido esto, tal vez el comentario más importante, es que este solo sea utilizado si es parte de la tradición familiar y en un entorno en donde este símbolo sea común y bien comprendido, es decir, este no es el momento de andarse inventando nobleza, cosa que además, viviendo en una república, está un tanto fuera de lugar.

De lo anterior podemos obtener dos conclusiones, los anillos no son exclusividad del look femenino y solo se aceptan en dos casos, pero ¿qué hay de quienes gustan de los anillos simplemente porque sí, porque son preciosos y fantásticos, y si pudieran mutarían para agregar un dedo a su mano y poder usar más anillos? En este caso estamos hablando de un rasgo de personalidad y cada uno es libre de ponerse y quitarse joyas; la recomendación para mantener la elegancia sería lograr el equilibrio en el tamaño de los anillos a usar, no todos muy grandes, y en el diseño de los mismos, no un exceso de piedras preciosas o semipreciosas; tal vez el truco está en detenerse antes de llegar al nivel María Felix.
Reloj
En cuanto al reloj lo ideal es usar aquellos cuyo tamaño los mantenga como un complemento y no como protagonista en nuestro atuendo; las medidas más recomendadas son los 36 o 38 mm, y sobre el resto del diseño hay que mencionar que no debe usarse el mismo tipo para un día de traje que para un día de estilo deportivo, el extensible y carátula deberán reflejar el espíritu del momento en que estamos.

Sin importar si es un día de formalidad o deportivo no hay que perder de vista que la sobriedad en el diseño de un reloj es una cierta garantía de elegancia; de ahí que no se recomiende el uso de los llamados “relojes joya”.
Mancuernillas
En cuanto a las mancuernillas estas deberán mantener equilibrio y combinar con el resto de nuestro atuendo y, al igual que ocurre con el reloj, utilizar aquellas adecuadas al momento, unas para “vestir” que por lo regular están elaboradas en metales preciosos o semipreciosos con distintas formas y motivos; otras de gala, hechas en oro, plata, platino y piedras preciosas, y por último las “sport”. Lo anterior es importante porque no serán las mismas mancuernillas las que usemos para portar un smoking que un chaqué.
Tres reglas infalibles
1.- Todas las joyas que uses deberán combinar entre sí en sus metales.
2.- El color de las piedras incrustadas en tu joyería deberá combinar con alguno de los colores de tus prendas (lo mismo ocurre con la carátula de tu reloj).
3.- Observa siempre los grados de elegancia en el reloj; es decir, según la ocasión toma en cuenta que la correa del reloj elaborada en piel tiene el máximo nivel de elegancia, seguida por el extensible en oro, después la de plata, luego las de tela y al final están las correas sintéticas (esto aplica también para las pulseras).

La joyería es un acento y sus posibilidades son infinitas; las normas aquí expuestas son la forma de mantener la elegancia en todo momento, pero si alguien logra ponerse encima todo el botín de un barco pirata con naturalidad y sin que este sea protagonista de su atuendo, adelante, algunas reglas están hechas para romperse.
Que tengan días llenos de brillo y detalle.
Araceli Ruiz Cabello