Te odio y te quiero: Me pica la lana

Ya llegó el invierno, esa época del año en que la gente se acerca a nosotros y nos dice “qué hermoso suéter” “¿es de lana?” “¿no te pica?” y nosotros, muchas veces, haciendo acopio de toda nuestra capacidad para mentir decimos “no, no me pica”; en cuanto podemos, dejamos la escena, nos quitamos el suéter, ya ha cumplido su misión, nos veíamos fantásticos, ahora podemos guardarlo en el infierno de las prendas que están malditas, porque sí, sí me pica...

El tema de la lana es muy amplio, pero más allá de cualquier conocimiento exclusivo de algunos, hay dos cosas que se dan por hecho entre muchas personas, la lana pica y es caliente; ambas cosas son parcialmente ciertas, y para dilucidar esto lo primero que es necesario saber es que hay distintos tipos de lana y diferentes formas de tratarla para crear prendas.

La lana es una fibra de origen animal, proviene de la naturaleza y se le considera una fibra “viva”, eso quiere decir que se adapta bastante a las condiciones climatológicas; parecerá absurdo, lo es y a la vez no, pero el mejor ejemplo de esto es que tiene la capacidad de mantener a las ovejas calientes en invierno y no las mata de calor en verano si no son trasquiladas…a las ovejas tampoco les pica la lana hasta donde sabemos.

Dependiendo el tipo de oveja la suavidad de la lana que se fabricará con su pelaje tendrá variaciones y de esto también dependerá si esta picará o no al usarla. Se considera que es la lana de las ovejas merino la más suave, esto gracias a lo fino de los hilos que pueden crearse con ellas (entre más fino=delgado, sea el hilo que se pueda crear, más suavidad se obtendrá y menos picará). El non plus ultra de lo suavecito y mimosón es la lana que se obtiene de la panza de las ovejas, esto porque dicho pelaje está más protegido por el resto del cuerpo del animal de las condiciones climatológicas y la contaminación, que lo demás.

Sobre el tratamiento de la lana hay que decir que la tela más suave y con la que podemos evitar la sensación de escozor es con la elaborada a partir de lana peinada, misma que pasa por un proceso antes de comenzar el hilado en el que se colocan las fibras paralelamente y de forma recta, eliminando las fibras más cortas. 

Tomando en cuenta lo anterior podemos establecer tres cosas, ni toda la lana es caliente(por la adaptabilidad de la fibra y la forma en que se trata), ni toda pica (por el tipo de oveja empleada para la creación de la tela y el tratamiento), ni siempre es pesada (por lo fino que se puede hilar).

Tener un traje elaborado en lana no es estar condenado al mismísimo averno de lo pesado y sofocante, si se trata de telas de lana de la clasificación “súper” (referente a lo fino del hilo), se contará con un material ligero y suave que, incluso, funcionará para temporadas cálidas.

Las bajas temperaturas y la lana parecen ser una mancuerna indisoluble en nuestra cultura, por ello es que llegados el invierno y las fiestas es común abrir una caja, encontrar un suéter y pensar “¡oh no, está pasando otra vez!” y “es hermoso, ojalá no me pique”. Para evitar este tipo de situaciones tan incómodas y llenas de escozor recomendamos que meses antes de la llegada de las fiestas comenten en la mesa, de forma casual, que existe la lana suavecita suavecita y que no pica, que es su favorita, que la otra también está bien (porque sí está bien pero es diferente y ya hablaremos de ello si se presenta el caso), pero que ustedes son muy sensibles, soñadores y siempre han deseado un suéter de lana merino.

Les deseo suavidad y elegancia para estos días de invierno.

Araceli Ruiz Cabello


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